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Mostrando entradas de 2012

vampiros origen

Origen de los vampiros. Esta leyenda de vampiros es de  125 A.C. originalmente estaba escrita en griego. Las leyendas de vampiros se originaron de este a oeste en compañía de las caravanas a lo largo de la ruta de la seda por el Mediterráneo. De allí se extendieron a Asia y luego a las tierras Eslavas y los Carpatos. Los mitos estaban originalmente más estrechamente asociados con Irán, entonces emigraron alrededor del siglo VIII, a donde están ahora. Casi en cuanto llegaron, el proceso de cristianización empezó y las leyendas de vampiros sobrevivieron como mitos. Más tarde los Gitano emigraron desde norte hacia el oeste de la India (donde tienen varios mitos de vampiros ), ya allí sus mitos se mezclaron con los del pueblo Eslavo. Los Gitanos llegaron a Transilvania brevemente antes de que Vlad Dracula naciera en 1431. El vampiro aquí era el

LA CONDENSA SANGRIENTA Y VAMPIROS REALES

Vampiros reales Erzsébet Báthory (la condesa sangrienta) Ha pasado a la Historia por haber sido acusada y condenada de ser responsable de una serie de crímenes vinculados con la obsesión por la belleza que le han valido el sobrenombre de "La Condesa Sangrienta". No obstante, algunos historiadores contemporáneos consideran que estos crímenes pudieron ser invenciones de sus enemigos en un contexto político muy complejo para buscar su perdición y muerte, tal como ocurrió, pero se cree mas la otra historia. Erzsébet tiene el Record Guinness de la mujer que mas ha asesinado en la historia de la humanidad; pero en su caso fue por su propio orgullo y vanidad. Erzsébet Báthory fue una cruel asesina en serie obsesionada por la belleza, que utilizaba la sangre de sus jóvenes sirvientas y pupilas para mantenerse joven en una época en que una mujer de 44 años se acercaba peligrosamente a la ancianidad. Según el testimonio del conde Jorge Thurzó (primo y enemigo de Erzsébet, n

LA LLAMADA DE LA SANGRE

La Llamada De La Sangre El hombre se hallaba sentado en el borde del camastro, sus codos apoyados sobre sus piernas, sus manos nervudas a ambos lados de su cráneo parecían querer sujetar aquel estuche donde reposaba su cerebro, y que en aquellos momentos, semejaba al gigante Polifemo golpeando las paredes que le retenían en la cueva tras haber sido herido en su único ojo por Ulises. Su cuerpo sufría repentinas convulsiones debidas a ese llanto que se había apoderado de el de forma incontenible. No podía contemplar su propio rostro lleno de tristeza y dolor, pero si aquellos hilillos de baba que caían entre sus piernas haciendo un pequeño charco en el suelo de la celda. El hombre se había sentido hasta hacía unas horas un tipo seguro de si mismo, de carácter fuerte, difícil de ser herido en esa moral casi férrea de la que siempre había echo gala. Ahora en cambio se sentía completamente abatido, en menos de veinticuatro horas, todo su aplomo se había venido abajo y se sentía